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Un paseo tranquilo materiales recomendados:


Una de las principales de la educación canina en positivo frente al adiestramiento tradicional basado en el refuerzo-castigo es la utilización de materiales y ayudas para el entrenamiento completamente distintas. El maletín básico de herramientas para educar a tu perro sería:
1- una riñonera para llevar premios de comida y tenerlos a mano para poder recompensar las conductas que queremos que se repitan
2- una correa de nylon de un metro y medio (más o menos),
3- un collar fijo,
4- un clicker y premios de comida, juguetes…
5- un arnés antitiro,

En este tipo de entrenamiento desestima la utilización de materiales como el collar de ahogo o de puas, el “flexi” y el arnés tradicional, explicaremos a continuación los pros y contras de estos materiales.

Como ya hemos comentado anteriormente la educación canina en positivo se basa en la utilización de refuerzos positivos para conseguir los comportamientos deseados y NO UTILIZA NINGÚN TIPO DE CASTIGO; Los collares de ahogo y de púas han sido utilizados en el adiestramiento tradicional para castigar al perro si tiraba de la correa o no caminaba a nuestro lado y para corregirle con castigo si no cumplía nuestras ordenes.
Uno de los motivos que nos llevan a evitar el castigo en la educación es que los perros aprenden por asociaciones. El perro puede asociar el dolor causado por el tirón de la correa a otra cosa de la que nosotros no somos conscientes. Por ejemplo, pasemos con el perro y éste ve otro perro en la acera de enfrente. Nuestro perro tira para acercarse (para saludar, para olisquear…simplemente por curiosidad) y nosotros de damos un tirón de la correa para corregirle. Puede que el perro aprenda a no tirar de la correa (lo dudo) pero también puede que asocie el dolor a la presencia de otro perro y empiece a sentirse “receloso” ante la presencia de ellos. Si repetimos este tipo de castigo bastante a menudo es más que probable que nuestro perro acabe mostrando agresividad hacia otros perros y sea cada vez más difícil sacarle de paseo.
Los métodos tradicionales utilizaban el castigo para controlar los tirones de correa. Cada vez que el perro tiraba el adiestrador le daba un tirón seco y fuerte de la correa (unido al collar de pinchos y/o el de ahogo)… esto desencadenaba una espiral de “consecuencias negativas”. El perro comenzaba a asociar el paseo con una experiencia desagradable y tensa y por supuesto cada vez tiraba más de la correa (para intentar escapar de esos tirones). También solía ocurrir lo siguiente, el perro se acostumbraba al dolor producido por el tirón y prefería seguir tirando incluso soportando ese dolor… por lo tanto era necesario utilizar un castigo más fuerte cada vez… ¿hasta dónde somos capaces de hacer sufrir a nuestro perro antes de probar un método alternativo?
Otra consecuencia de estos tirones/castigo era la agresividad hacia personas y/o perros mientras iba atado con la correa… Los perros aprenden por asociación, si cada vez que ven una persona y/o perro y se intentan acercar a saludar reciben un tirón/castigo… ¿que aprenden?... muy sencillo, la asociación queda establecida: persona/perro = DOLOR. Por lo tanto, el perro intentará con ladridos (o métodos más fuertes como el mordisco) que esa persona o perro no se acerque (para no sufrir el tirón)… Quién pensó que el perro asociaría el tirón a un castigo por tirar se equivoco completamente. En vez de esto el perro asocia el tirón/castigo con la persona o perro al que intentaba acercarse.

Nuestra propuesta frente a los collares de castigo y los arneses tradicionales (que incluso pueden “ayudar” a tirar más a nuestro perro) es el arnés antitiro o de tiro por delante. Este tipo de arnés está basado en el diseño de los cabezales de los caballos pero puesto en el pecho del perro. La anilla por la que sujetamos la correa se encuentra en el pecho del perro, esto hace que cuando el perro tira demasiado su cuerpo tienda a girarse y no pueda continuar tirando. Es muy eficaz y no produce ningún tipo de dolor ni malestar al perro. No es necesaria ningún tipo de habituación (como los cabezales o halties para perros) ya que funciona desde el mismo momento que se lo colocamos al perro.

También cuestionamos la utilización de correas tipo flexi ya que aparte de parecernos realmente peligrosas a la hora de controlar al perro ante reacciones de agresividad o miedo, los flexis , por definición, ayudan al perro a estar lejos de nosotros y le enseñan a “tirar” más aún. Uno de los principales motivos por el que el perro tira de la correa es para poder acercarse a aquello que le resulta interesante, si nosotros dejamos con el flexi que se aleje de nosotros le estamos permitiendo que tire y no ejercemos ningún control sobre él. El perro se ve reforzado y recompensado por tirar y recibe más correa para seguir tirando; la misma presión que ejerce el “flexi” en sentido contrario le “obliga” a tirar con más fuerza para obtener “más cuerda”.


Creemos que una correa de nylon de un metro y medio (incluso un poco más) es la manera más adecuada para pasear al perro. Con esta longitud le damos espacio suficiente para olisquear y explorar el entorno pero podemos tener más control sobre él. En realidad la correa no debería ser más que un elemento de seguridad ya que creemos que no debemos “dirigirle” ni “llevarle” de la correa si no que debemos enseñarle activamente a caminar a nuestro lado si ninguna tensión de la correa en los momentos que sea necesario y dejarle suficiente espacio para olisquear y satisfacer sus necesidades el resto del tiempo.
Por tanto una correa larga , un collar fijo y/o un arnés especial antitiro con la anilla en el pecho son para la educación canina en positivo los materiales idóneos para pasear a nuestros perros.



Juegos para practicar y mejorar la llamada.
- ¿Quién tiene los premios?
Para ello necesitas a dos personas.: una es el educador y la otra se ocupará de distraerlo. El educador no tiene nada en las manos: ningún premio ni ningún juguete; la otra persona tiene todos los refuerzos que le gustan al perro: juguetes, comida y otros premios.
La persona que lo distrae le enseña al perro todo lo que tiene pero no deja que el perro lo toque. El educador, que ya le ha enseñado al perro que no tiene ningún refuerzo, se aleja un poco y lo llama. La mayoría de veces el perro no prestará atención al educador y se “entretendrá” con las distracciones (la maquina con premios más obvia en este momento). La persona que lo distrae se limitará a no hacer caso a los esfuerzos del perro que, entre otras cosas, le tocará con la pata, saltará, gemirá, ladrará, etc.
El educador le seguirá llamando a intervalos iguales de tiempo. No hay prisa porque los refuerzos están perfectamente bajo control. El perro no conseguirá nada (solamente perder el tiempo) dirigiendo su atención a la persona que lo distrae. Puede que tarde un tiempo en darse cuenta de este hecho.

Antes o después el perro probará a acercarse al educador que lo está llamando. Este lo elogiará entusiasmado a medida que el perro se vaya acercando. Cuando llegue y se siente, la persona con las distracciones se acercará inmediatamente y le entregará un exquisito trozo de comida o le dará un juguete al educador para que juegue animadamente con el perro.
Luego vuelve a marcharse (casi seguro seguido del perro) y se repite el ejercicio.
Con el tiempo el perro aprenderá que tiene que obedecer al educador para conseguir lo que tiene la persona que lo distrae. ¡La respuesta es obedecer!
Atención: las primeras veces necesitaremos grandes dosis de tiempo y paciencia. En este ejercicio es bastante importante y necesitaremos practicarlo a menudo hasta que el perro entienda esta importancia.

- ¿Dónde está….? Esta es una variante de la llamada en grupo. Podemos jugar de cuantas personas queramos. Todos los participantes en el juego han de estar en circulo y tener premios (comida, juguetes…). Al principio el círculo será cerca del perro y nos iremos alejando gradualmente. Una persona sujeta el perro y le dice: ¿Dónde está Pepe? Esta persona (Pepe) tendrá que agacharse y conseguir la atención del perro de la manera que se le ocurra pero sin utilizar la orden de llamada. Cuando tenga la atención del perro dirá la palabra para llamarle y la otra persona le soltará para que pueda ir. La nueva persona sujetará el perro y le hará la pregunta: ¿dónde está….? Y le dejará ir cuando la otra persona le llame. Si el perro corre hacia la persona equivocada esta persona simplemente no le premia, se mantiene callada y quieta.
El juego es para pasárselo bien mientras le enseñamos, dejad de jugad antes de que el pero se canse o se aburra.
Hay muchas variantes de este juego, podemos hacerlo con el perro suelto e ir llamándole cada uno por turnos, podemos hacerlo sólo dos personas y así enseñarle los nombres de cada uno…Si quieres practicar tu solo lanza un trozo de comida o juguete para que se aleje de ti y antes de que llegue a ese premio llámale, prémiale cuando venga. Utiliza tu imaginación, pásatelo bien con tu perro.

-No te despistes. Durante el paseo, cuando vamos aún con la correa puesta, vamos a hacer que nuestro perro vaya más atento de nosotros. Daremos unos cuantos pasos y de repente nos daremos la vuelta y saldremos corriendo en dirección opuesta hacia dónde íbamos (soltando la correa, por supuesto). Es muy probable que nuestro perro “alucine” y se vuelva para ver que ha pasado, llámale y sigue corriendo, prémiale por seguirte y gírate hacia él cuando llegue a tu lado. Practica este juego en un lugar seguro y procura “salir corriendo” cuando el perro no esté tirando de la correa para acercarse a algo que le llame la atención (aunque esta podría ser una buena distracción que podemos añadir cuando vayamos perfeccionando su atención a la llamada).

-¿A ver si me pillas?: Esta podrías ser una variante del juego anterior. Una persona sujeta al perro y otra se pone frente al perro. Le da la orden de llamada y sale corriendo, el perro sale disparado hacia él cuando la otra persona le suelta....Premia cuando llega a alcanzarte.

- Escondite: Puedes practicar este juego en casa (las primeras veces) o en la calle (en un lugar seguro). Ponle comida en el suelo a tu perro y mientras esté despistado escóndete. Llámale para que te encuentre (no utilices la orden de llamada, sólo su nombre y anímalo para que te encuentre). Pónselo fácil las primeras veces y aumenta el grado de dificultad gradualmente. Premia cuando te encuentre.

- Lanzando juguetes. Deja a tu perro sentado y quieto (o tírale unos trozos de comida al suelo si aún no sabe estos comportamientos). Llámale desde cierta distancia y cuando esté a medio camino de ti, abre las piernas y lánzale el premio entre las piernas (asegúrate de que te ve tirarlo), déjale que en pase entre tus piernas para coger el premio.

Al utilizar juegos para practicar la llamada en vez de utilizar correcciones o collares de castigo le estamos enseñando que SIEMPRE MERECECE LA PENA ACUDIR a la llamada. También le estaremos enseñando que es seguro acercarse a una persona que te está llamando, que no te va a regañar o pegar…Mejoraremos nuestra relacción con nuestro perro y obtendremos una respuesta a la llamada más segura y fiable.

Adiestramiento canino tradicional y sus implicaciones


El adiestramiento y la educación canina han evolucionado en los últimos años, fomentando una forma de trabajo basada en la colaboración entre el perro y el propietario.
Sin embargo, parece que las ideas de trabajo basadas en el miedo al castigo promovidas en los años 60 siguen arraigadas en nuestro país.

Entender la diferencia entre los métodos tradicionales de adiestramiento canino y los métodos positivos de nueva generación es muy importante si queremos darle una buena educación a nuestro gran amigo canino.

Es por ello que en este artículo vamos a explicar los orígenes de estas técnicas de trabajo que solemos llamar “tradicionales”, ya que no son tan antiguas como la mayoría cree.
Si nos remontamos a principios de 1900, encontramos que fue entonces cuando se escribieron los primeros “manuales de adiestramiento canino”. Entre ellos, cabe destacar el manual escrito por “Colonel Konrad Most”. Hoy en día podemos referirnos a dicho manual como el inicio del “adiestramiento tradicional”.
En él se habla de cómo poner en práctica el condicionamiento operante, antes que B.F. Skinner publicara su trabajo, y explica técnicas en las que permitir que el perro cometa errores para luego corregirlos mediante un castigo.
Posteriormente Bill Koehler y Helmut Raiser popularizaron las técnicas basadas en el castigo positivo, y refuerzo negativo, las cuales se extendieron como la espuma en los 40. Estos métodos de trabajo, hoy en día siguen siendo muy populares sobretodo si nos referimos al campo de la competición. Si analizamos estas técnicas y sus repercusiones en los perros se observa que si bien son en múltiples casos los principales generadores de problemas y trastornos de conducta, en muchas ocasiones han “funcionado” obteniendo buenos resultados en el mundo de la competición y trabajo con perros. Como algunos dicen “es el precio que hemos de pagar para conseguir un perro ganador”.

Este tipo de adiestramiento estaba orientado al entreno y preparación de perros policía y militares, y se aplicaba únicamente sobre individuos seleccionados, los cuales cumplían una serie de requisitos como la capacidad para soportar la presión, el estrés, y el trabajo duro e intenso.

Por aquel entonces el trabajo de B.F. Skinner se desarrollaba principalmente en el entrenamiento de animales marinos, mientras que en perros se habían popularizado las técnicas de castigo positivo, convirtiéndose en la formula mágica para el adiestramiento canino. Miles y miles de centros de educación y adiestramiento repartidos por todo el mundo se dedicaron a utilizar estos métodos de trabajo tanto en ejercicios de obediencia como en la corrección de problemas de conducta.

Llegados a este punto, quiero aclarar cuales son las técnicas a las que me refiero cuando hablo de “adiestramiento tradicional”, por eso indico a continuación las más relevantes y usadas:

- La orden “No” (o cualquier comando que sea asociada a malos tratos)
- Tirones de correa (usados como castigo)
- Descargas eléctricas (incluyendo los que muchos llaman “collares educativos”)
- Golpear al perro (nariz, costado, piernas, etc ya sea con la mano, periódico, o aun peor, con un palo o bate)
- También se incluyen los estímulos desagradables como chorros de agua y otras sustancias, sabores amargos o picantes, ruidos fuertes, etc.
- Todo lo que tiene que ver con “dominancia” en el sentido de intimidar al perro.

En la actualidad, se aplican dichas técnicas a todo tipo de perros, en muchos casos por personas sin formación. El resultado es un perro que no aprende nada, y que se acostumbra a ser castigado, con lo cual “obliga” a sus dueños a ser más y más duros, llegando a límites de castigo totalmente abusivos, creando en el animal daños físicos y psicológicos de por vida, así como importantes problemas conductuales.

Existen numerosos estudios donde queda demostrado que un porcentaje muy elevado de los perros adiestrados con técnicas de castigo, ya sean físicos o verbales, no solo carecen de obediencia sino que presentan un mayor número de problemas de conducta.

Detallaré a continuación, las principales secuelas que pueden generar en nuestros perros el uso de técnicas de adiestramiento “tradicional”:

Conductas Agresivas y amenazantes:
Al someter al perro a castigos que no es capaz de procesar, inicia una conducta de defensa. Este puede manifestarse con ladridos, gruñidos, o mordidas leves. Si un perro que muestra estas señales, le seguimos sometiendo y presionando, lo más probable es que se originen conductas aún más duras, produciéndose mordidas de gravedad.
Ante estas reacciones del perro, muchos suelen decir que el perro es “dominante”, lo cual no tiene mucho sentido, ya que en la mayoría de casos, se trata de perros inseguros, con incapacidad de gestionar sus estados emocionales, y seguramente desconocen otra forma de enfrentarse a un problema debido a un mal modelo de aprendizaje.

Conductas de evitación o miedo:
En relación directa al punto anterior, si sometemos al perro con técnicas duras que no es capaz de gestionar o entender, tiene dos alternativas: atacar o huir. Algunos perros optan por la primera opción, y otros por la segunda. A partir de este momento, se inicia un proceso donde el perro hace “el tonto”, según muchos dueños.
Conozco casos, en los que hemos advertido al dueño de que el perro estaba mostrando claras señales de miedo, con fuertes niveles de estrés. La respuesta de los dueños suele ser que al perro no le pasa nada, sólo tiene “cuento”. Y ese es el problema, el perro nos está emitiendo señales en las que nos pide ayuda para enfrentarse a una situación y nosotros las estamos castigando por “cuentista”.

Conductas reactivas o de estallido:
Una vez tenemos el perro con fuertes niveles de estrés, y en estado de bloqueo, el perro finalmente puede tomar una decisión desesperada, generando una conducta reactiva. Un estallido en el perro que “se vuelve loco” y no hay forma de controlarlo.

Habituación al castigo:
Hay perros que se vuelven insensibles a los castigos de los dueños. El perro aprende que nada puede hacer para evitar que el dueño le castigue, así que, asume que cuando su dueño está enfadado, va a ser castigado.

Hay perros que llegan a un nivel de habituación al castigo tan alto que omiten totalmente los castigos de su dueño, y acaban haciendo “lo que les da la gana”. Es común echarle la culpa al perro, ante su “incapacidad para aprender”, en vez de cuestionar la técnica “educativa” que el dueño está utilizando.

Desajustes afectivos:
Otro aspecto negativo de este tipo de adiestramiento, está relacionado con el lazo afectivo entre propietario y perro. Recordemos que estas técnicas de trabajo, se desarrollaron en un contexto, donde lo más importante era la obediencia, y la eficacia del trabajo realizado. Como resultado de los puntos anteriores, podemos fácilmente entender que la relación afectiva y la confianza del perro hacia el dueño se ve afectada. En este caso el no tendrá claro cuando va a ser premiado o castigado, y por tanto, actuará con cautela y precaución.

Disminución de capacidad en la resolución de problemas:
Ante una situación nueva o un problema de conducta, el perro tiene cientos de formas de hacerlo mal, y posiblemente solo una de hacerla bien. Si nos limitamos a castigar las malas acciones, cohibimos la creatividad del perro, y este necesita que le dejemos muy claro cual es la opción por la cual no va a ser castigado. Esto implica que el perro se cohíbe de tal modo que no se esfuerza por buscar soluciones ni por atender a lo que le pedimos, y solo piensa en como evitar ser castigado.

Asociaciones inesperadas:
Los perros tienen una enorme capacidad de asociar acontecimientos, tanto los deseados como los no deseados. Es fácil que el perro asocie un dolor determinado con una situación, persona, o contexto determinado.
Si vamos por la calle, y al cruzarnos con una persona con un carrito de la compra, damos un tirón fuerte de correa totalmente inesperado para el perro, podemos crear una asociación negativa entre carros de la compra y nuestro perro. De repente, a partir de ese día, nuestro perro adoptará una conducta “extraña” la pasar por delante del supermercado. Y lo mismo ocurriría con el famoso collar de impulso (o como erróneamente llaman “collar educativo”).

Conclusiones

La Educación y el adiestramiento han evolucionado con los últimos años. Actualmente se siguen usando técnicas que ya tienen casi 100 años, para solucionar problemas de conducta producidos principalmente por nuestro nuevo estilo de vida. De la misma forma que nuestras casas, estilos de vida e ideas sobre el mundo han evolucionado enormemente en este último siglo, debemos hacer lo mismo en cuanto a la educación canina.

Tenemos que cambiar nuestras creencias sobre lo que es un perro, y como afrontar su educación, a través de la empatía, observación y en una búsqueda activa de nuevas y mejores formas de enseñar y educar a nuestras queridas mascotas.

Debemos cambiar modelos, dejar de pensar en las cosas que hace mal, y centrarnos en todo lo que hace bien, en lo maravillosos que son, en las alegrías y los grandes momentos que nos aportan. Pensar en las vivencias juntos, en como nos animan cuando estamos tristes, y los momentos mágicos que vivismos con ellos cuando simplemente nos dejamos llevar.

Cambiemos el tópico de que el perro es el mejor amigo del hombre, por el de “el hombre es el mejor amigo del perro”.

Marcos J. Ibáñez
DIR. TAKODA
Especialista en problemas de Conducta


APRENDIZAJE DE LA CONDUCTA HIGIÉNICA


¿Qué hacer para que tu cachorro aprenda a eliminar en los sitios adecuados?

Lo mejor es sacarle a la calle desde el primer día. Pero, ¿cuándo?, ¿cuántas veces? Hay ciertos momentos en los que tienes que sacarle siempre, como los siguientes:
Unos 20 minutos después de comer
Después de beber agua
Nada más despertarse por la mañana o de una siesta
Después de jugar
Después de entrenar
Después de cualquier actividad excitante (juego, otros perros, visitas, niños,...)
Después de haber permanecido durante algún tiempo en su transportín ("casita") Nunca más de una hora u hora y media
Antes de acostarse

Por supuesto, hay que premiarle cuando acierte e ignorar cuando se equivoque. Mientras esté en casa intentaremos tenerlo controlado y fijaremos horarios de comida para ser capaces de prevenir posibles errores o accidentes. Los accidentes pueden ayudar a crear malos hábitos que, más tarde, hay que corregir. Corregir no es más que intentar poner un parche, siempre será más eficaz y más fácil enseñar al cachorro que corregir un mal hábito.



Propuesta del Dr. Ian Dunbar

Disponer de suficiente tiempo para sacar al cachorro es lo ideal, pero entendemos que esto no es siempre posible. Todavía no existen las bajas por adquisición o adopción de cachorros. Por lo tanto, cuando tengamos que dejarle solo, dejaremos al perrito en un área reducida (baño o cocina) para prevenir errores. También podemos acondicionar una zona con un parque para perros. Dejaremos su cama alejada de la zona de eliminación porque al perrito no le gustará hacer "sus cosas" cerca de su sitio de descanso. Es importante acondicionar ese lugar para que se encuentre a gusto cuando se quede solo, tendrá agua a su libre disposición y juguetes para mordisquear (kongs, etc.).



Otra foto de la idea propuesta por el Dr. Ian Dunbar

La zona de eliminación la podemos hacer con papeles de periódico, bandejas con empapadores, que se suelen encontrar en tiendas específicas, precisamente para estos menesteres. Pero la idea que más nos gusta es la que propone el Dr. Ian Dunbar en sus libros, se trata de construir su zona de eliminación con una caja con césped, losas de pavimento de cemento (como las de las aceras), estos son elementos fácilmente reconocibles por el perrito cuando baja a la calle. Nosotros decimos que si no podemos bajar al cachorro a la calle todo lo a menudo que se debe, subámosle la calle a casa.

Algunos consejos a tener en cuenta:
Cada hora y media o dos horas (al principio) puedes utilizar una señal verbal para indicarle al cachorro que quieres que haga "sus cosas" y lo llevas a dónde quieras (su zona, el parque, la calle, el jardín,...)
No pasees antes de que elimine. Espera unos minutos y si no hace nada, regresa a casa, llévale a su transportín y vuelve a intentarlo media hora más tarde.
Cada vez que haga pis o caquita prémiale con unos trocitos de comida. Pronto asociará que recibe comida al hacerlo en el sitio adecuado. Pero ten paciencia porque necesitará unas cuantas repeticiones.
No pasees con el perro antes de eliminar, esto le ayudará a asociar que no hay paseo si antes no ha hecho "sus cosas".
Ten en cuenta que un cachorro de dos meses necesitará eliminar cada cada hora u hora y media, un cachorro de tres meses podrá esperar dos o tres horas, un cachorro de cuatro meses podrá aguantar cuatro horas. Más o menos una hora por cada mes que cumpla el cachorro. Pero esto no es matemático y podrá variar de un perro a otro.

No olvides que lo más importante es no castigar al cachorro cuando cometa un error o se produzca un accidente y que debes premiar cada uno de sus aciertos.


Mónica Saavedra Pazos

Educadora Canina y Terapeuta del Comportamiento

Escuela de Cachorros y Perros UCM


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Inaguracion del blog , descubriendo al perro de aguas

Tengo la suerte de tener una pdae (perro de agua español) ella tiene, casi los 2 años y lleva conmigo casi el año, la adopté con 1 año el 3 Febrero cumple años, y cada dia que pasa me doy cuenta de que esta raza es muy peculiar, son listisimos buenos nobles, y con un excesisissisisimo afán de dar cariño a sus dueños, cosa que se agradece ya que le damos lo mejor para que esté feliz y agusto en nuestro hogarsu anterior dueño se queria deshacer de ella porque "segun él tenia ya otro perro..." y claro...2 .. son mas de la cuenta, yo tengo 2 y NO me arrepiento para nada, estoy seguro de que ella tampoco.
Nube pedazo de pdae! ;)
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